"No es lo mismo que a uno lo pisen con un taco de mujer o que lo pisen con una zapatilla. Sin embargo la zapatilla es mas grande y el taco más pequeño. Esto es un ejemplo práctico para entender esta ley". HFS
Expongo esta ley acá, para demostrar que no son los elementos medibles en las lágrimas, como ya he dicho, los que provocaran los mayores cambios en el ser humano. Al hacer este tratamiento, el producto que la propia naturaleza nos entrega como el agua bendita para nuestra salvación, va volviendo atrás a nuestros enemigos, salvación que en este caso significa tener una salud diferente, donde nuestra clara consciencia de nosotros mismos nos entrega, al mismo tiempo, herramientas muy poderosas para el cambio, no sólo individualmente, sino como un conglomerado humano unido y amalgamado, para ir en la búsqueda de nuevas experiencias en el vasto universo.
Esta ley científica demuestra que es el sutil espíritu de la
consolación, impregnado en las moléculas del agua, por las características que
este maravilloso líquido posee, el que va a producir el cambio que muchos
esperan y otros tantos deseamos.
La ley de Arnold & Schultz también es simple en su
postulado y lo vemos a diario en lo que sucede con nuestros enfermos, llenos de
medicamentos químicos que en apariencia mejoran, pero que en ningún caso salvan
y es por la relación con el organismo, con sus reacciones ante los productos
medicamentosos, que se aplican a los seres vivos, no sólo a las personas, sino
además a la flora y la fauna de la tierra, y la ley dice lo siguiente:
“Grandes cantidades de medicamentos, anulan completamente,
las respuestas naturales de los organismos para sanar, dosis medianas las
detienen, mínimas las estimulan y solo las infinitesimales e inmedibles hacen
que la sanación sea en forma
perdurable”.
¿Un par de locos más que se dieron cuenta del proceder de la
naturaleza en cuanto a la auténtica sanación?
Si analizamos estas indicaciones, vemos que es una realidad.
Con las quimioterapias, por poner un ejemplo, no se espera ninguna reacción
natural del organismo, sólo se aguarda que el producto químico que se introduce
al cuerpo y en grandes cantidades, sea capaz de atacar el problema de salud,
desafortunadamente, este tipo de medicación es como intentar matar una mosca
parada en un cristal, con un tiro de perdigones; lo mismo sucede con muchos
productos sintéticos como son los antibióticos, no son la respuesta de los
mecanismos de defensa orgánicos los que detienen o eliminan la infección, es el
antibiótico en sí, si es que funciona, pero en su paso por el cuerpo, liquida
también, otros elementos beneficiosos para el normal funcionamiento, y los
efectos iatrogénicos de estos elementos muchas veces no se hacen esperar. Si
usted que lee es médico o tiene nociones de las funciones orgánicas del cuerpo
humano, no puede desconocer que esto es así.
¿Pero qué hacer entonces? ¿Cuántas personas se han salvado
de una grave enfermedad tomando este tipo de medicamentos? Por supuesto que
sucede, pero la medicina oficial actual es parte de nuestro nivel de
consciencia, donde se mejoran los síntomas y el dolor muchas veces desaparece,
pero como decía Hipócrates, no hacemos desaparecer la verdadera enfermedad. Y
por eso insisto, como lo mencioné en un principio, que el tratamiento de las
lágrimas no es sólo para los enfermos, es también para los que se consideran
sanos, sobre todo los niños, pues se trata de una nueva toma de consciencia
para los seres humanos, un nuevo paradigma a nivel colectivo, para que a futuro
seamos una población sana y completamente diferente a la actual.
Con las dosis medianas, como los calmantes, antipiréticos,
que muchas veces se toman sólo en forma esporádica, pero también sin control,
como los antidepresivos (Deprechions, es considerado un demonio), el organismo
detiene su accionar, los síntomas que son los que indican un problema, físico o
mental, desaparecen, ocultando el
verdadero origen de estos problemas y la gravedad de la propia enfermedad; la
temperatura, que es la que activa los mecanismos de defensa orgánica, detiene
completamente su accionar, ante los efectos de los antipiréticos y con los
calmantes, la persona se siente relativamente bien, pero el origen de la enfermedad sigue estando allí, esperando otro momento para actuar. No quiero decir con esto que
no se pueden o no se deben usar, ya que alivian, pero lo mejor es hacer el
tratamiento consciente de las lágrimas, ya que con el tiempo no los necesitará.
Las dosis mínimas, como las que usa la homeopatía y las
esencias florales, estimulan las funciones orgánicas y alivian estados
emocionales negativos, ambas son un gran paso para ir cambiando el switch de
los seres humanos, pero se deben estar aplicando constantemente durante un
periodo de tiempo, para que sean efectivas y como dice esta ley de Arnold &
Schulz, sólo la energía de las dosis infinitesimales, aquellas que no puede
medir la ciencia con instrumento alguno, verdaderamente perdura en el tiempo,
sutil energía de características sub atómicas o espirituales como las que traen
las lágrimas, impregnadas en sus moléculas de agua por las emociones que les
hacen brotar y sólo mejorarán verdaderamente al individuo, cuando la sociedad
tome consciencia de estas cosas, mientras tanto la leucina encefalina y otros
elementos medibles en las lágrimas, irán paliando nuestras dificultades, hasta
que el hecho de beber las lágrimas y compartirlas se haya masificado en el
planeta, pues la verdadera y auténtica salud de los seres humanos no puede ser
sólo individual, sino que debe ser colectiva, para que en masa alcancemos otra
dimensión, debemos ser consciente de que somos uno.
Las remisiones espontáneas de todo tipo de enfermedades en
algunas personas, donde en muchas de ellas no ha mediado medicamento alguno que
genere tal reacción del organismo, es desconocido por la ciencia y lo más
especial en estos casos es que las personas luego de estas sanaciones, han
descubierto muchas veces misiones importantes en sus vidas, al igual que muchas
de las que se han librado de fatales accidentes.
No
podemos desconocer el poder de la oración y las cadenas de oración que producen
también remisiones espontáneas ¿son dosis mínimas de qué? Sin duda, es el sutil
poder del espíritu el que hace el trabajo de sanación.Del libro: Lagrimaterapia, sanación de origen divino.
Autor: Hugo Fuchslocher Salgado
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