jueves, 20 de junio de 2013

EL PODER DE LAS LÁGRIMAS


El cuerpo físico exige y desea, el cuerpo mental habla sin descanso, el cuerpo emocional se angustia, se desespera, grita y llora y el espiritual solo susurra sutilmente y ese suave susurrar de nuestro ser interior es el que nos cuesta lograr escuchar, el bullicio exterior interior es mucho y crece en progresión geométrica a medida que el tiempo sigue su rumbo.

Las lágrimas permiten limpiar esa interferencia pues, debemos escuchar el susurro de nuestro interior, debemos percibir lo que nos dice nuestro espíritu, es él, el verdadero guía que desea entregarnos la información fidedigna, clara y precisa, para que limpiemos y unifiquemos nuestros pensamientos, sentimientos, ideas, sueños e ideales en un objetivo común para todos los seres de la tierra.

Absurdo sería pensar que el cambio va desde la aparición de este conocimiento y desde que empezamos a utilizar las lágrimas como una herramienta de unificación, ya que el proceso de cambio ha sido gradual, progresivo y constante desde que comenzó a evolucionar la consciencia de algunos hombres más despiertos, hombres y mujeres que con una visión clara de la verdad han dado a conocer sus premoniciones. Hay una gran cantidad de seres humanos que en forma individual, han trabajado afanosa y silenciosamente en sí mismos y para los demás, para que brote esta semilla humana que fue plantada en nuestro planeta y para que en forma colectiva logremos la trascendencia tan deseada a una nueva dimensión.

En este nuevo despertar y dentro de toda esta cobertura que va teniendo cada vez mayor difusión, el hombre ha buscado elementos naturales para sanar y al mismo tiempo también para conectarse con otras dimensiones de la consciencia y ascender, para esto han utilizado una gran cantidad de elementos para ampliar en cierta medida sus percepciones. Las propias escrituras hablan algo de esto, al decir: “Las hojas de los árboles servirán para la sanación de las naciones” pero, no debemos dejar de comprender, que muchas veces estos elementos, desvirtúan en cierta medida lo que el hombre debe hacer, si no son utilizados con sabiduría, respeto y moderación. Hoy muchos de estos elementos sagrados, están a disposición de mucha gente que tienen acceso a ellas pero, desafortunadamente por otra parte, el ser humano las ha manipulado para transformarlas en drogas sintéticas y adictivas, que en vez de cumplir la misión descrita en las escrituras, han hecho todo lo contrario con ellas y su mal uso, ha provocado un
cúmulo de calamidades en la población mundial, que ahora es muy
difícil de erradicar y esto ha sucedido por el hecho de que , no se le ha entregado información verdadera y la forma natural de su utilización, de hecho, nadie medianamente cuerdo, se atrevería a consumir peyote o ayahuasca, sin la dirección experta de un chamán, que la han utilizado por siglos en sus rituales sagrados.

Digo esto, por el hecho que no hay droga más potente y poderosa en el mundo, que aquella que genera el propio organismo. Las lágrimas no producen distorsiones o estados más alterados de la mente, como los  que suelen producir los alucinógenos, ni tampoco la euforia de algunos productos o el entorpecimiento de los calmantes o los opiáceos, las lágrimas producen todo lo contrario, un estado desalterado de la mente, las lágrimas van lentamente despertando la consciencia, a una consciencia más plena y superior para adquirir el conocimiento necesario para la trascendencia.

La perfecta alquimia de las lágrimas -no la química ni la bioquímica del organismo, que son para cumplir con las funciones orgánicas-, son el producto bioquímico  más sanador que posee el organismo. Es la herramienta perfecta de la evolución personal que penetra todos los cuerpos sutiles del ser humano, para ir provocando cambios personales, que poco a poco se harán colectivos.




Hugo Fuchslocher Salgado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario