La ciencia ha establecido que el hipotálamo es una fábrica
muy especial donde se producen sustancias bioquímicas que corresponden, al
mismo tiempo, a la diversa variedad de pensamientos, ideas, imaginaciones,
sentimientos y emociones, que a cada instante experimentamos, estos productos
bioquímicos llamados péptidos, son pequeñas cadenas de aminoácidos que se
mezclan entre sí, como el resultado de todo acontecer mental de cada individuo.
Se sabe científicamente que el cuerpo fabrica unos veinte aminoácidos
diferentes para formar su propia estructura física, el cuerpo produce a partir
de ellas una gran cantidad de proteínas que se incorporan a las células y a los
diversos órganos, glándulas y sistemas.
En el hipotálamo, estas pequeñas cadenas de proteínas o péptidos, se convierten en neuro-péptidos,
neuro-hormonas, neuro-moduladores y neuro-transmisores y éstos tienen que ver
con la cantidad de estados emocionales de las persona; en el fondo, hay
sustancias bioquímicas que corresponden a la ira, a la tristeza, a la lujuria,
al temor, al amor, a la fe y a cuanta emoción, sentimiento o idea tengamos en
nuestra mente, el deseo sexual, por poner un ejemplo, produce feromonas que
pertenecen a la química orgánica y hace que las personas se sientan atraídas de
una forma muy especial.
Para cada estado mental, sentimental o emocional que
experimentamos los seres humanos, el hipotálamo tiene una respuesta
instantánea, según su intensidad y la sensibilidad de la persona. Esta
maravillosa amígdala cerebral responde al instante, crea un neuro-péptido, que
en cierta medida neutraliza o exacerba las reacciones orgánicas, informa a todo
el organismo por el sistema nervioso central y periférico a través de los
neuro-transmisores, entregando la información necesaria a las glándulas de
secreción interna del sistema hormonal, que vierten sus fluidos orgánicos o
neuro-hormonas a través del timo, la hipófisis, la hepífisis, el páncreas, la
tiroides, la paratiroides, las suprarrenales, el hígado, los riñones, el
corazón, los pulmones, los testículos en los hombres y los ovarios en las
mujeres, la piel como en el caso de las feromonas ante el atractivo personal, y
entre todas ellas están las “glándulas lacrimales”, cuando estas hormonas
llegan al torrente sanguíneo en los diferentes centros glandulares, ya que cada
célula está especializada para su función en particular, tienen receptores en
sus membranas que abren o cierran el paso a estas llaves de transferencia
hormonal. Una célula puede tener una
gran cantidad de receptores en su superficie, según su jerarquía a nivel
orgánico y funcional, y que sólo se abren si el péptido “le hace a la
cerradura” por decirlo así, se acopla a los receptores celulares y se fija
allí, activando al receptor como un timbre que llama a la puerta activando la
función celular.
Un receptor que contiene un péptido cambia la célula de
muchas formas, desencadenando una secuencia en cascada de sucesos bioquímicos,
algunos de los cuales llegan a provocar cambios en el mismo núcleo celular y en
su ADN, se podría decir, si consideramos la física cuántica, que la célula es
la unidad de conciencia más pequeña que existe en el organismo y funciona en
relación con todos nuestros estados personales, donde la mente con sus
emociones, sentimientos, ideas y pensamientos, cumplen un papel fundamental e
influyen en cada una de ellas directamente.
Un trabajo de investigación científica, publicado
recientemente (enero 2010) por la revista Health Psychology, demuestra que las
emociones negativas pueden dañar seriamente la salud. Muchas veces al calor de
una discusión o un conflicto agobiante -dice el artículo- y al igual que las
penas, los celos, la ira, la envidia, el resentimiento, los rencores, los
deseos de venganza y el mal genio, la idiotez, en el cerebro se libera un
verdadero cóctel de químicos estresantes, entre los cuales se encuentran unas
proteínas llamadas citoquinas, estas proteínas las produce el propio sistema
inmune del organismo humano y son las que ayudan a defendernos de las
infecciones y los elementos patógenos que constantemente ingresan a nuestros
cuerpos. Los altos niveles de estas sustancias, que son liberadas ante las
emociones mencionadas, van lentamente minando el sistema defensivo, dejándolo
prácticamente sin defensas y al mismo tiempo, además, estas citoquinas producen
problemas a nivel celular que se asocian a enfermedades cardiovasculares,
artritis, diabetes, a diversos tipos de anemias, tumores y cánceres.
De hecho, las citoquinas son un grupo de proteínas o
glucoproteínas de bajo peso molecular (por lo general, menos de 30 kDa) y
existen muchos tipos de células productoras de citoquinas dentro del sistema
inmune natural; los macrófagos son las células más comprometidas en la síntesis
de citoquinas, mientras que en el
sistema inmune específico, son las células T colaboradoras (TH), esenciales
para que se produzca la respuesta inmune, cuando son activadas por las células
presentadoras de antígeno (CPA).
Las citoquinas se unen a receptores específicos que tiene la
membrana celular, y es allí donde ejercen su función, iniciando una cascada de
transfusión intracelular que altera el patrón de expresión génica, de modo que
esas células advierten para que se produzca una determinada respuesta biológica
en los sistemas del organismo.
La producción de las citoquinas en su forma natural y para
que exista un buena respuesta a nivel celular y específicamente, a nivel de
defensa, suele ser breve y transitoria en el organismo, sólo limitada al lapso de tiempo que dura el
proceso infeccioso que producen los agentes patógenos, producción normal que se
descontrola ante los diferentes estados emotivos de características negativas.
Debemos considerar, además, que las diversas citoquinas
tienen varias de las siguientes cualidades, para producir múltiples efectos
sobre diferentes células, a esto se le denomina Pleiotropía, asimismo, varios
tipos de citoquinas pueden ejercer un mismo efecto a nivel celular, llamado
resultado de Redundancia. El proceso de Sinergismo quiere decir que dos o más
citoquinas producen mayores efectos, pues se potencian mutuamente entre ellas.
Por ejemplo: la acción conjunta de las citoquinas denominadas IL-4 e IL-5, que
inciden directamente en células B para que produzcan la conocida inmunoglobulina
E o (IgE), que es un tipo de anticuerpo que está directamente implicado en las
alergias, por lo que sus niveles suelen estar bastante elevados en pacientes
con este tipo de problemas y que es además característico en personas nerviosas
y reprimidas de alguna forma. La doctora Louise Hay dice que los
sentimientos de no aceptación, se representan orgánicamente como reacciones
alérgicas, y esto demuestra la íntima relación entre las emociones,
sentimientos y pensamientos de las personas, en relación con las enfermedades
que desarrollan. De hecho, las alergias se caracterizan porque el organismo no
acepta el agente alérgeno y la respuesta del cuerpo es desmedida ante éste,
provocando la reacción alérgica por exceso de histamina.
El exceso de producción de citoquinas ante las emociones
negativas produce un efecto devastador en el organismo y en el sistema inmune,
ya que el efecto de antagonismo en estas citoquinas, se transforma en enemigo
para el organismo, pues bloquean e inhiben completamente sus efectos en el
mecanismo de defensa, como en el interferón gamma (IFN- gamma), elemento que
participa en la regulación de las respuestas inmune e inflamatoria en el
organismo activando las células T. El interferón gamma tiene efectos
antivirales y antitumorales, pero generalmente, débiles debido al exceso de
citoquinas que se producen ante las emociones negativas, dejando al organismo
expuesto a la aparición de diversas enfermedades infecciosas inflamatorias y
tumorales.
Muchas de las citoquinas tienen estructuras terciarias
parecidas e influyen, además, en ciertas glándulas de secreción interna y sus
hormonas y en el caso especial de las hemopoyetinas, hormonas que se producen
en los riñones e intervienen directamente en la producción de glóbulos rojos en
la médula de los huesos, siempre y cuando su producción sea dentro de los
niveles normales.
Las citoquinas pueden ejercer acciones de modo específico.
Son varios los mecanismos que explican esta particularidad,
pero que no es menester explicarlos en esta oportunidad. De este estudio se
concluye que según nuestro estado racional o emocional será nuestra respuesta
ante las diversas situaciones cotidianas de la vida, lo que hace la diferencia
en cuanto a los daños y enfermedades que podemos sufrir.
Es conocido además el hecho de que muchas personas enferman
gravemente luego de haber tenido problemas emocionales serios, o haber tenido
una discusión de alto tono y peor aún, si éstas han quedado sin resolver. Estas
enfermedades se presentan por el hecho de no haber tomado el antídoto ante el
veneno que producen las desidias, antídoto que son nuestras propias lágrimas.
No podemos desconocer entonces que nuestra verdadera lucha
es cuanto a lograr una verdadera salud, más estable y mejor, es una lucha que
se da más allá de las reacciones físicas que nuestro organismo pueda tener; es
una lucha personal donde vence el que se vence.
Del libro: Lagrimaterapia, sanación de origen divino.
Autor: Hugo Fuchslocher Salgado
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