miércoles, 26 de junio de 2013

CÓMO UNA EMOCIÓN SE TRANSFORMA EN UN ELEMENTO BIOQUÍMICO EN EL ORGANISMO


La ciencia ha establecido que el hipotálamo es una fábrica muy especial donde se producen sustancias bioquímicas que corresponden, al mismo tiempo, a la diversa variedad de pensamientos, ideas, imaginaciones, sentimientos y emociones, que a cada instante experimentamos, estos productos bioquímicos llamados péptidos, son pequeñas cadenas de aminoácidos que se mezclan entre sí, como el resultado de todo acontecer mental de cada individuo. Se sabe científicamente que el cuerpo fabrica unos veinte aminoácidos diferentes para formar su propia estructura física, el cuerpo produce a partir de ellas una gran cantidad de proteínas que se incorporan a las células y a los diversos órganos, glándulas  y sistemas.
En el hipotálamo, estas pequeñas cadenas de proteínas o  péptidos, se convierten en neuro-péptidos, neuro-hormonas, neuro-moduladores y neuro-transmisores y éstos tienen que ver con la cantidad de estados emocionales de las persona; en el fondo, hay sustancias bioquímicas que corresponden a la ira, a la tristeza, a la lujuria, al temor, al amor, a la fe y a cuanta emoción, sentimiento o idea tengamos en nuestra mente, el deseo sexual, por poner un ejemplo, produce feromonas que pertenecen a la química orgánica y hace que las personas se sientan atraídas de una forma muy especial.
Para cada estado mental, sentimental o emocional que experimentamos los seres humanos, el hipotálamo tiene una respuesta instantánea, según su intensidad y la sensibilidad de la persona. Esta maravillosa amígdala cerebral responde al instante, crea un neuro-péptido, que en cierta medida neutraliza o exacerba las reacciones orgánicas, informa a todo el organismo por el sistema nervioso central y periférico a través de los neuro-transmisores, entregando la información necesaria a las glándulas de secreción interna del sistema hormonal, que vierten sus fluidos orgánicos o neuro-hormonas a través del timo, la hipófisis, la hepífisis, el páncreas, la tiroides, la paratiroides, las suprarrenales, el hígado, los riñones, el corazón, los pulmones, los testículos en los hombres y los ovarios en las mujeres, la piel como en el caso de las feromonas ante el atractivo personal, y entre todas ellas están las “glándulas lacrimales”, cuando estas hormonas llegan al torrente sanguíneo en los diferentes centros glandulares, ya que cada célula está especializada para su función en particular, tienen receptores en sus membranas que abren o cierran el paso a estas llaves de transferencia hormonal. Una célula puede tener una  gran cantidad de receptores en su superficie, según su jerarquía a nivel orgánico y funcional, y que sólo se abren si el péptido “le hace a la cerradura” por decirlo así, se acopla a los receptores celulares y se fija allí, activando al receptor como un timbre que llama a la puerta activando la función celular.
Un receptor que contiene un péptido cambia la célula de muchas formas, desencadenando una secuencia en cascada de sucesos bioquímicos, algunos de los cuales llegan a provocar cambios en el mismo núcleo celular y en su ADN, se podría decir, si consideramos la física cuántica, que la célula es la unidad de conciencia más pequeña que existe en el organismo y funciona en relación con todos nuestros estados personales, donde la mente con sus emociones, sentimientos, ideas y pensamientos, cumplen un papel fundamental e influyen en cada una de ellas directamente.
Un trabajo de investigación científica, publicado recientemente (enero 2010) por la revista Health Psychology, demuestra que las emociones negativas pueden dañar seriamente la salud. Muchas veces al calor de una discusión o un conflicto agobiante -dice el artículo- y al igual que las penas, los celos, la ira, la envidia, el resentimiento, los rencores, los deseos de venganza y el mal genio, la idiotez, en el cerebro se libera un verdadero cóctel de químicos estresantes, entre los cuales se encuentran unas proteínas llamadas citoquinas, estas proteínas las produce el propio sistema inmune del organismo humano y son las que ayudan a defendernos de las infecciones y los elementos patógenos que constantemente ingresan a nuestros cuerpos. Los altos niveles de estas sustancias, que son liberadas ante las emociones mencionadas, van lentamente minando el sistema defensivo, dejándolo prácticamente sin defensas y al mismo tiempo, además, estas citoquinas producen problemas a nivel celular que se asocian a enfermedades cardiovasculares, artritis, diabetes, a diversos tipos de anemias, tumores y cánceres.
De hecho, las citoquinas son un grupo de proteínas o glucoproteínas de bajo peso molecular (por lo general, menos de 30 kDa) y existen muchos tipos de células productoras de citoquinas dentro del sistema inmune natural; los macrófagos son las células más comprometidas en la síntesis de  citoquinas, mientras que en el sistema inmune específico, son las células T colaboradoras (TH), esenciales para que se produzca la respuesta inmune, cuando son activadas por las células presentadoras de antígeno (CPA).
Las citoquinas se unen a receptores específicos que tiene la membrana celular, y es allí donde ejercen su función, iniciando una cascada de transfusión intracelular que altera el patrón de expresión génica, de modo que esas células advierten para que se produzca una determinada respuesta biológica en los sistemas del organismo.
La producción de las citoquinas en su forma natural y para que exista un buena respuesta a nivel celular y específicamente, a nivel de defensa, suele ser breve y transitoria en el organismo, sólo  limitada al lapso de tiempo que dura el proceso infeccioso que producen los agentes patógenos, producción normal que se descontrola ante los diferentes estados emotivos de características negativas.
Debemos considerar, además, que las diversas citoquinas tienen varias de las siguientes cualidades, para producir múltiples efectos sobre diferentes células, a esto se le denomina Pleiotropía, asimismo, varios tipos de citoquinas pueden ejercer un mismo efecto a nivel celular, llamado resultado de Redundancia. El proceso de Sinergismo quiere decir que dos o más citoquinas producen mayores efectos, pues se potencian mutuamente entre ellas. Por ejemplo: la acción conjunta de las citoquinas denominadas IL-4 e IL-5, que inciden directamente en células B para que produzcan la conocida inmunoglobulina E o (IgE), que es un tipo de anticuerpo que está directamente implicado en las alergias, por lo que sus niveles suelen estar bastante elevados en pacientes con este tipo de problemas y que es además característico en personas nerviosas y reprimidas de alguna forma. La doctora Louise Hay dice que los sentimientos de no aceptación, se representan orgánicamente como reacciones alérgicas, y esto demuestra la íntima relación entre las emociones, sentimientos y pensamientos de las personas, en relación con las enfermedades que desarrollan. De hecho, las alergias se caracterizan porque el organismo no acepta el agente alérgeno y la respuesta del cuerpo es desmedida ante éste, provocando la reacción alérgica por exceso de histamina.
El exceso de producción de citoquinas ante las emociones negativas produce un efecto devastador en el organismo y en el sistema inmune, ya que el efecto de antagonismo en estas citoquinas, se transforma en enemigo para el organismo, pues bloquean e inhiben completamente sus efectos en el mecanismo de defensa, como en el interferón gamma (IFN- gamma), elemento que participa en la regulación de las respuestas inmune e inflamatoria en el organismo activando las células T. El interferón gamma tiene efectos antivirales y antitumorales, pero generalmente, débiles debido al exceso de citoquinas que se producen ante las emociones negativas, dejando al organismo expuesto a la aparición de diversas enfermedades infecciosas inflamatorias y tumorales.  
Muchas de las citoquinas tienen estructuras terciarias parecidas e influyen, además, en ciertas glándulas de secreción interna y sus hormonas y en el caso especial de las hemopoyetinas, hormonas que se producen en los riñones e intervienen directamente en la producción de glóbulos rojos en la médula de los huesos, siempre y cuando su producción sea dentro de los niveles normales.
Las citoquinas pueden ejercer acciones de modo específico. Son  varios los  mecanismos que explican esta particularidad, pero que no es menester explicarlos en esta oportunidad. De este estudio se concluye que según nuestro estado racional o emocional será nuestra respuesta ante las diversas situaciones cotidianas de la vida, lo que hace la diferencia en cuanto a los daños y enfermedades que podemos sufrir.
Es conocido además el hecho de que muchas personas enferman gravemente luego de haber tenido problemas emocionales serios, o haber tenido una discusión de alto tono y peor aún, si éstas han quedado sin resolver. Estas enfermedades se presentan por el hecho de no haber tomado el antídoto ante el veneno que producen las desidias, antídoto que son nuestras propias lágrimas.
No podemos desconocer entonces que nuestra verdadera lucha es cuanto a lograr una verdadera salud, más estable y mejor, es una lucha que se da más allá de las reacciones físicas que nuestro organismo pueda tener; es una lucha personal donde vence el que se vence.

Del libro: Lagrimaterapia, sanación de origen divino.
Autor: Hugo Fuchslocher Salgado




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